miércoles, 31 de diciembre de 2008

Chingas a Tu Madre 2008

Este año podria decirse que fue a lo "Mark Mcwire", derrapandose hacia la base y ahciendo safe sobre una superficie de cagada.
Este 2008 no me gusto mucho. Es verdad, me dejo algunas cosas buenas y los fundamentos para muchas cosas buenas que vendran en e l 2009, tambien me dejo caracter y experiencia; Pero no se, tengo una horrible sensacion que va de la boca del estomago y se deposita en la garganta.

"Veamos que me depara el proximo año", me caga que la gente diga eso, como si de pronto, de un día para otro, el Universo cambiara de temporada, como sitcom gringo. No, mañana mis problemas y planes seguirán en el mismo estado que hoy. El año nuevo es solo una fecha arbitraria y sin ningun significado real impulsada por los fabricantes de calendarios y los productores de uvas. Mamadas pues.

Este año hubo un desfile de personas que pasaron frente a la banqueta que es mi persona y mi vida. Muchas de ellas se detuvieron un momento, hicieron lo que les correspondía y luego siguieron su camino, dejando tras de si solo un reguero de serpentinas que afortunadamente yo no tengo que recoger. Porque en realidad no soy la banqueta, soy el edificio que esta detrás, con una vista trasera que nada tiene que ver con el escenario que se me ofrece al frente.Claro, todas estas personas son importantes —sobre todo para ellas mismas, estoy seguro que sus recuerdos serán archivados en una categoría totalmente diferente que la mía— y en cierta manera su paso sirvió para algo. Espero sinceramente que les haya servido más a ellas que lo que me sirvió a mí, ja.

Si, algunas veces la pase bien, algunas muy mal, de lo único que estoy seguro es de que quiero que mi cinismo alcance cotas inimaginables, ya que el cinismo es lo único que nos convierte en humanos: aceptando que el mundo no es como nos dijeron que iba a ser, que la vida no es el enorme centro comercial que nos hemos forzado a creer, que las personas son solo eso; personas con mas defectos que virtudes, con ambiciones tontas, sueños rotos y necesidades inalcanzables, siendo cínico —realista, en mi diccionario— de corazón es de la única manera que uno puede vivir realmente feliz. Porque la felicidad no depende de esperar algo, la felicidad consiste en vivir consciente de lo que somos, tenemos y queremos.

Es por eso que el mundo esta lleno de gente —y aquí, en verdad, no me cuento yo— amarga y decepcionada, gente frustrada que busca llenar su ya vacía vida con más vacío: como si la vacuidad pudiera llenarse de si misma. Yo, a mi muy personal manera, soy feliz. No con esa felicidad estupida de postal o de anuncio de revista; no, es una felicidad brumosa, pacifica, mordaz, mía.

Así que este año que termina me deja con una sensación de incomodidad, como cuando uno pasa un tope a demasiada velocidad; sabe que sí hay daño, este no va a ser visible, pero se va a sentir en algún momento. Afortunadamente, casi siempre el daño no pasa de ser un ruido de fondo, pero para eso, solo hay que subir el volumen del estereo y asunto arreglado.De todos modos, ningún auto es para siempre, algún día dejaremos este mundo, mientras tanto, los ruidos se iran acumulando en nosotros.

Por suerte, existe un efecto en acústica que no recuerdo como se llama, en el que dos fuentes de sonido se anulan una a la otra al hacer coincidir los picos y los valles en las ondas de sus frecuencias, así que solo tenemos que encontrar a alguien igual de ruidoso que nosotros y acelerar hasta que se acabe el combustible.Por lo pronto, en cuanto al desagradable tema de los propósitos para el próximo año, dejare que sean los demás los que se decepcionen a si mismos.

Yo solo me propongo seguir siendo yo, haciendo todo lo que sea necesario para esto.

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